CUIDA A LA NIÑA QUE FUISTE PARA SANAR A LA ADULTA QUE ERES
¿Alguna vez has sentido que no perteneces a tu familia? ¿Decidiste que jamás criarías a tus hijos como te criaron a ti? ¿La relación que tienes con tu madre te hace sufrir y sientes culpa cada vez que te quieres alejar de ella o romper con lo que se espera de ti? Si has contestado con un sí a alguna de estas preguntas, lo primero que debes saber es que no estás sola.
Todas, en menor o mayor medida, tenemos una herida que nace de la relación con nuestra madre, y en nuestras manos está el poder de sanarla para impedir que condicione nuestra vida adulta y nuestras relaciones con el resto del mundo. Tomar el control de tu historia te acerca a una vida más libre y feliz, pero tambien supone, en muchas ocasiones, replantearse las dinámicas familiares establecidas, cuestionar los cuidados y la crianza que recibiste de tu madre, poner límites saludables y ser, en definitiva, una mala hija a ojos de la sociedad.