La publicación de esta obra dio a conocer la existencia del Instituto Lóczy de Budapest, una casa de maternidad muy especial donde se quería demostrar que la crianza y la educación de niños muy pequeños privados de familia no solo es posible en colectividad sino que puede lograr resultados satisfactorios en cuanto se refiere al crecimiento personal del ser humano.
La pedagogía que inspiraba a la pediatra Emmi Pikler seguía caminos diferentes a los habituales hasta entonces. La autonomía de movimientos del bebé y la relación afectiva privilegiada con los adultos constituyen la clave del éxito de su método de atención personal en el cual destacan tres elementos: el concepto de infancia como realidad única, los conocimientos científicos sobre el desarrollo infantil, y la actitud, por parte de la persona adulta, de confianza y respeto hacia la evolución de cada niño. Tres elementos que se entretejen dentro de un conjunto institucional con una estructura y organización únicas.