«Reconocer que los sujetos participan a partir de su cotidianeidad constituye una perspectiva decisiva para entender la racionalidad de sus prácticas; pero reducir las posibilidades de esas prácticas a dicho nivel imposibilita comprender por qué dicha racionalidad puede operar dentro de determinadas situaciones y no de otras. Más aún, impide comprender por qué determinadas formas de participación social son frecuentemente las dominantes en el nivel local, pero tienen poco impacto en las condiciones estructurales.
Un denominador común de estos análisis es que reflexionan teóricamente a partir de las prácticas y de los hechos y no sólo de los discursos y representaciones sobre la participación social, y que en todos los casos refieren a procesos de salud/enfermedad/atención.»
Eduardo L. Menéndez