La antropóloga Germaine Tillion, miembro de la Resistencia francesa y deportada a un campo de concentración, todavía estaba trabajando la víspera de su muerte. De vuelta de aquel horror, decidió reír hasta el último minuto, despertando a su alrededor un grupo de amistad, de ayuda mutua y de alegría que duró hasta que ella cumplió 101 años.
Para muchos, la entrada en la vejez hace que todo sea pérdida: memoria, frescura, cerebro, pero este libro muestra, por el contrario, que la resiliencia también es posible en los ancianos.
Los psicólogos, neurólogos, psiquiatras, geriatras, y hasta un veterinario, que reúne esta obra nos ayudan a comprender cuán involucrados en este proceso vital están los lazos del apego, las interacciones o la memoria, pero también las emociones, la motivación, el humor y la música. Un libro con valiosas lecciones que merece la pena incorporar al equipaje de nuestras vidas.