«En el campo de la enseñanza, Figari fue un doctrinano y un realizador. Dejó un pensamiento educacional y una obra educacional: ésta, aplicación práctica de aquél. Expresó el primero en una serie de textos, entre 1900 y 1925; llevó a cabo la segunda, a través de una memorable reforma, de 1915 a 1917. Es uno de los aspectos más olvidados o menos conocidos de su siempre desconcertante personalidad; lo erige, sin embargo, en uno de nuestros grandes de la educación, al par que constituye una verdadera clave para la comprensión de esa misma personalidad.
Este volumen recopila sus dispersas producciones de significado educacional. Su sola enunciación nos informa de su carácter. No se trata de obras realizadas en ambiente académico por un profesional de la pedagogía, sino de traba¡os circunstanciales de un hombre de acción, guiados por una idea dominante: radicar en el país -y en América- una determinada forma de enseñanza, a la vez artística e industrial. (…)»
Arturo Ardao
(Fragmento del prólogo)