Sobre las diferencias coloniales sexogenéricas y raciales
Los movimientos emancipatorios masivos, antipatriarcales, antirraciales y anticoloniales, a la luz del pensamiento decolonial, pueden ser considerados como un momento de verdad y un retorno político en nuestra historia y nuestra geografía. Confrontan jerarquías y privilegios. Denuncian opresiones, segregaciones, explotaciones, exclusiones y hasta genocidios. Producen reacciones canallescas patriarcales, supremacistas y coloniales, no solo de parte de los perpetradores. Dan razones a la disputa social y la batalla cultural en la que estamos inmersos. Ahora bien, todo ese mar de fondo salpica las playas del psicoanálisis, su práctica y su teoría.
Cuerpos disidentes obturan los flujos del intercambio capitalista, patriarcalista y racista. Combaten las segregaciones a las que son sometidos. Disputan por sus propios goces. Ponen en juego ficciones políticas no reductibles a ficciones ideológicas fantasmáticas, con las que, en ocasiones, descansa el oído psicoanalítico en la escucha diaria.
La práctica del psicoanálisis, masificada, extendida y dispersa en toda la superficie de la sociedad y en sus pliegues, requiere de un trabajo sobre la teoría que desuelde decantaciones teóricas cosificadas y fetichizadas. Algunas discusiones que se relevan en este libro intentan mostrarlas. La diferencia sexual es una de ellas. Sobre ella se vuelve en el texto más de una vez. Allí el psicoanálisis es cuestionado, debatido, demandado, interpelado. Los sentidos de la diferencia sexual se tensionan entre un afán y poder clasificatorio simbólico o un hétero real para el ser hablante. Allí señaló Lacan las fórmulas de la sexuación y algo más, advirtió que ahí, anida el racismo. En esa fisura, fluyen nuevas versiones pensables provenientes de distintas disciplinas, campos y prácticas, pero sobre todo de aquellas discursividades emancipatorias y cuerpos insumisos que producen nuevos sentidos y politicidad a su paso y la demandan.
Este ejercicio de escritura no quiere solo mostrar un debate sino intervenir performativamente en la descolonización del psicoanálisis, aunque suene pretencioso e hiperbólico. Presume ocupar un turno de habla en la comunidad discursiva psicoanalítica nuestra y en sus fronteras. En tanto ensayo, contiene una voluntad de juicio, como dice Fernando Alfón. Como toda escritura, ya condensada, embotellada y lanzada al mar témporo-espacial espera su suerte de lectura.