Para dilucidar el fénomeno adolescente es necesario acomodarse a las fluctuaciones que nos propone una dinámica caracterizada por el incesante y lo multifacético. Esta dinámica nos aleja de una visión unilateral, sea metapsicológica, sociológica, histórica o biológica, ya que este fenómeno se imbrica en todos estos registros sin que ninguno logre abarcarlo totalmente.
Es que su raíz cultural es tan profunda que logra despojarlo del corsé con que lo apretuja la noción de crisis vital para transformarla en crisis de los familiar, de lo social y de lo institucional, gracias a la constante irrupción de sus vientos de cuestionamiento e innovación..