Una noche de 1767 la luna perdía su resplandor por un tenebroso eclipse, como si fuera cómplice de la oscura operación que iba a ejecutarse. Los soldados de la Corona española se llevaron esposados y encadenados como criminales a todos los padres jesuitas. A escondidas, uno de ellos le entregó algo a una mujer. Mama Antula recibió en sus manos lo que sería el último emblema de la Compañía de Jesús. No todo estaba perdido.
En una época en la que las mujeres estaban silenciadas, ella decidió no obedecer los mandatos familiares y sociales, sino forjar su propio camino. Transgredió las órdenes de las máximas autoridades para que se mantuviera viva la obra de los desterrados. Caminó descalza más de 4000 kilómetros, desde Santiago del Estero hasta Buenos Aires, para llevar a la capital del Virreinato de la Plata la práctica de los ejercicios espirituales. Su andar estuvo rodeado de hechos inexplicables y misteriosos.
En esta exhaustiva y atrapante biografía de María Antonia de Paz y Figueroa, Nunzia Locatelli y Cintia Suárez amalgaman la vida de esta mujer audaz, dueña de una fortaleza extraordinaria, con la cotidianeidad del siglo XVIII. Por su trascendente actividad, Mama Antula se relacionó con algunos de los más importantes próceres argentinos, cuyos nombres fueron registrados en el relato de la historia nacional, mientras que el de ella pasó al olvido.
El papa Francisco incentivó a los jóvenes a que «hagan lío». Mama Antula, la mujer más desafiante y rebelde de su tiempo, se adelantó varios siglos a este revolucionario pedido.