En su obra anterior, Ecología Prenatal, Michel Odent ya nos decía que la conciencia ecológica se está haciendo sentir cada vez más fuerte como resultado de un gran y variado número de síntomas de la “sobrecarga del planeta”.
Nos invita ahora a reflexionar con él sobre la historia de la medicina en relación con la revolución del plástico, realizando cuestionamientos vitales sobre el nacimiento actual y el punto decisivo en que nos encontramos para dar un giro en la historia de la obstetricia y su relación con la evolución de la humanidad.
Desde mediados del siglo XX, el desarrollo del plástico ha sido uno de los principales factores que influenciaron la historia de la medicina.
En lo que concierne a la obstetricia, típica imagen hoy de una mujer moderna en trabajo de parto, muestra uno de sus brazos unidos a la bolsa (de plástico) por un tubo (plástico) mientras un catéter (plástico) es insertado en su columna vertebral.
La evolución del plástico no sólo ha transformado las ciencias médicas, también ha hecho posible la aparición de nuevos conceptos médicos como unidades de cuidado intensivo y nuevas disciplinas como la neonatología.
La lectura nos lleva a preguntarnos: ¿cómo será la humanidad luego de tres generaciones sin parir con hormonas segregadas por las mujeres, ahora que sabemos sobre la capacidad de los genes de heredar condiciones adquiridas? ¿Qué será de “la oxitocina de nuestras bisnietas”?
¿Podemos hablar de una “masculinización del parto”? ¿Cuáles serán sus consecuencias? ¿Qué nuevas preguntas necesitamos hacernos sobre los partos domiciliarios? ¿Se respeta la fisiología del parto? ¿Comprendemos realmente cuáles son las necesidades básicas de las mujeres en trabajo de parto?
Y en una ampliación de la mirada hacia el futuro: ¿cómo sería comenzar a pensar los nacimientos desde un principio de precaución?, ¿si yo fuera un bebé, cuál sería mi decisión para nacer? El libro concluye con un final escrito desde “el país de la utopía”.
Aunque es probable que en el transcurso del siglo XXI haya una actitud más prudente en relación con la asistencia farmacológica en obstetricia y que el concepto de cesárea durante el trabajo de parto sea mejor comprendido, de todos modos la prioridad seguirá siendo redescubrir las necesidades básicas de mujeres en trabajo de parto. Será así, siempre y cuando el objetivo principal sea facilitar en nuestras sociedades la liberación de un abundante flujo de hormonas del amor en los períodos críticos de la vida humana.