«#¿Quién es este hombre?#. Ésta es precisamente la pregunta que ningún pintor debe hacerse a sí mismo, y yo la hice».
H., pintor de obras por encargo, acepta realizar un retrato de S., administrador de una poderosa compañía. Dolorosamente consciente de sus limitaciones como artista, de la mediocridad de sus telas y de la banalidad de la vida que lleva, comienza a interrogarse sobre el sentido de su propia existencia, sus relaciones personales y sus debilidades estéticas.
Como fruto de esta reflexión, H. empieza a realizar en secreto, en la intimidad de su taller, un segundo retrato de S. #menos convencional y, por tanto, más real#, al tiempo que decide escribir un diario que le ayuda a conocerse mejor a sí mismo. Este proceso de autodescubrimiento, que concluye simbólicamente con la caída del poder fascista en Portugal y el comienzo de la Revolución de los Claveles, lleva al protagonista a plantearse unos nuevos objetivos vitales, a descubrir el verdadero amor y, como consecuencia de todo ello, a conseguir su ansiada libertad como artista y como persona.
Manual de pintura y caligrafía constituye una reflexión sobre el arte, la escritura, el papel de la crítica, el compromiso del ciudadano, la ética del intelectual y la mediocridad de la vida cotidiana. En definitiva, José Saramago nos ofrece una de las mejores novelas que se han escrito sobre la vida y el arte, la ética y la estética.
La crítica ha dicho:
«Saramago vuelve comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía».
Comité Nobel
«Un hombre con una sensibilidad y una capacidad de ver y de entender que están muy por encima de lo que en general vemos y entendemos los comunes mortales».
Héctor Abad Faciolince
«Saramago es un ejemplo, un estilo dignísimo de vida y literatura, que demuestra la posibilidad de navegar a contracorriente […]. Su palabra tiene el valor de un anticongelante, de un remedio personal contra los vendavales de cinismo que nos envuelven».
Luis García Montero
«Yo no sé, ni quiero saberlo, de dónde ha sacado Saramago ese diabólico tono narrativo, duro y piadoso a un tiempo, […] que le permite contar tan cerca del corazón y a la vez tan cerca de la historia».
Luis Landero
«Saramago escribe novelas sobre los mitos para desmitificarlos, […] siempre para abordar la realidad que le rodea, para tratar de los problemas actuales que son de todos, y para que todo quede claro desde el principio».
Rafael Conte,Babelia
«Como Günter Grass o Cees Nooteboom, Saramago aspira a enlazar con un público que desborde límites nacionales».
El País