“Hace tan solo unos años, y de forma completamente casual, me dijeron que tengo dislexia. No lo sabía.
Soy una persona adulta que me he pasado la vida pensando que era mucho más torpe que el resto de mis compañeros y compañeras de clase. He sentido, vergüenza, impotencia y frustración.
Por más que me esforzaba, nunca conseguía los resultados que quería. Estudié como pude, siempre teniendo que esforzarme y poner de mi parte muchísimo más que el resto de la gente, lo cual me llevaba a pensar que no era lo suficientemente inteligente.
Confundo las letras, las palabras y los números, la izquierda con la derecha, leo despacio y con mucha dificultad, y me muero de la vergüenza si tengo que leer delante de la gente. Trabajo con facturas y noto que tengo que poner muchísima atención en el trabajo, por lo que me canso mucho y rápido.
Como me exijo mucho y desconfío de mis capacidades, le pido a mi compañero que revise mi trabajo y nunca estoy segura de lo que hago.
Saber que tengo dislexia me ha ayudado a comprender lo que me ocurre y a ver que no hay nada malo en mí, que solo se trata de una serie de dificultades y de déficits en unas capacidades determinadas y que puedo hablar de ello y pedir ayuda con tranquilidad, puesto que a muchas personas les ocurre lo mismo”.
Este es el testimonio real de una persona adulta con dificultades en la lecto-escritura o dislexia.
Una detección e identificación temprana, así como una pronta y completa intervención personalizada, sin duda habrían minimizado sufrimiento, frustración, miedo y enfado que se fueron acentuando y creando una manera de ser y de actuar a medida que pasaban los años.
Este y otros son los objetivos que se pretenden cubrir con esta Guía de Dislexia:
Reconocer cuáles son las características de un trastorno específico del aprendizaje con dificultades en la lectura o dislexia.
Diferenciar esta alteración de otras como son el retraso lecto-escritor, la disortografía, la disgrafía, etc.
Conocer instrumentos de evaluación especialmente indicados para la etapa de secundaria y adulta.
Proporcionar una serie de recomendaciones útiles a la hora de acompañar en el proceso de desarrollo integral de la persona con dislexia.
Reconocer la importancia de la intervención en el ámbito emocional, dado que es un aspecto fundamental de la persona y que puede favorecer o interferir en el resto de intervenciones cognitivas.
Facilitar un amplio material de fichas de intervención y de trabajo práctico.
Esta Guía de Dislexia está específicamente dirigida a la etapa de Secundaria, aproximadamente a partir de los 12 años, a personas de mayor edad cuyas capacidades intelectuales se ajusten a este nivel y a adultas/os que deseen trabajar y/o reforzar cualquiera de las áreas contenidas.